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Introdujo sus dedos en mí que me hacía cada vez desearlo más, él desajustó su jean y sin mediar palabra le hice sexo oral…
El cerró la bodega y se aproximó a mi con las mejores intenciones de pasar un buen rato, creo que estaba ovulando porque hubo un desenfreno que no esperaba de mi parte. Nos dimos unos buenos besos, unos apretujones para entrar en confianza y algunas palpasiones que quitaron nuestras ropas con desenfado; todo esto entre los aparadores que contenian los productos de ventas.
Lo encantó con su sensualidad, su aroma, su piel suave, su toque dulce y sus palabras sagaces, lo llevó a la cama y lo devoró como si no hubiera un mañana.